Sé quien mató a la escritora. Lo sé porque vivía de manera intermitente con ella. Siempre fue una persona comprensiva, amable con el resto de los vecinos del pueblo. Por eso no puedo creer que ahora haya sucedido este trágico suceso.
Por supuesto, yo también soy del pueblo, uno de tantos; conocía a la
escritora nipona desde el primer momento que llegó aquí. Creo que se enamoró
del pueblo nada más pisarlo. Al principio, toda la comunidad nos mostramos un
poco recelosos de ella. Lógico, era una forastera. Aparte, nosotros ya sabíamos
quién cuidaba de uno y quién no. Pero ella se ganó nuestra confianza y afecto
casi al cumplirse dos semanas.
Yo la conocí más o menos
al terminar el mes, cuando el verano llegaba a nuestro querido
pueblo. Por aquel entonces, vagaba
mucho por las calles, a veces me detenía a comer en casa de algún vecino que me
daba de sus viandas o, simplemente, me reunía con algunos de mis compañeros al
atardecer y esperábamos a que saliera la luna y empezaran a cantar los grillos.
Pero al mes de llegar, como dije antes, me acerqué para su casa para curiosear
(pues es algo que los autóctonos de un pueblecito perdido en la montaña sabemos
hacer muy bien) y me recibió de manera afable y con una sonrisa de oreja a
oreja. Me invitó a comer y me dijo que necesitaba un descanso de la novela que
estaba escribiendo ahora. Me contó que había tenido un bloqueo creativo y
pensaba que un cambio de aires le sentaría bien. No pude estar más de acuerdo
con ella. Algunos de mi círculo ya le habían visitado alguna vez, pero ninguno
se digno a decirme nada de aquella amable escritora japonesa que se alojaba desde hacía dos veranos en aquella modesta casita del pueblo.
Así fue como pasó casi todo el verano, sin nada digno de mención. Algún día, que no todos, me dejaba caer por su casa y me invitaba a tomar algo, o a comer y, mientras me observaba alegremente me decía que su libro avanzaba de manera prodigiosa. Me dijo que de todos los que conocía en el pueblo, yo era sin duda quien más se acercaba para saludarla; eso me pareció muy halagador, pues parecía contenta de recibir visitas desinteresadas.
Y entonces fue cuando llegó el fatal desenlace.
Yo estaba paseando con algunos compañeros por la calle a la luz de la
luna, como algunas veces solíamos hacer. Pasamos en ese momento por la calle de
la escritora y vimos que, a esas horas de la noche, había luz en su ventana;
pero se trataba de una luz muy tenue, casi como velada. Mis compañeros no se
percataron de ello y dejé que continuaran. Les comuniqué que me reuniría con
ellos enseguida. Fui a la ventana y me asomé para poder atisbar a mi nueva
amiga si estaba trabajando a esas horas o no. Pero lo que vi fue un cuadro
bastante distinto.
La pobre mujer yacía en el suelo en una posición laxa con el cuello en
un ángulo bastante feo. A su lado, en el escritorio, se sentaba alguien que
conocía muy bien. Estaba fisgoneando en el ordenador en el que siempre se
sentaba ella para escribir o tomar notas de su novela. Sacó de su bolsillo una
especie de bolígrafo y lo introdujo en una ranura. Acto seguido espero a que el
ordenador hiciera algo… Creo que estaba copiando el archivo de su novela. Se
mostraba muy nervioso, moviendo espasmódicamente la pierna y respirando con
algo de dificultad. Observaba a un lado y a otro, asustándose de los juegos de
luces y sombras que proyectaba la escasa luz en la casa. Cuando miró por la
ventana, agaché la cabeza. Esperé un poco, por si me había visto pero no
pareció advertir mi presencia. Luego me asomé más cautamente. Acabó de hacer lo
que hizo y se largó utilizando el pañuelo para borrar huellas que, creía yo,
anteriormente había servido para estrangular a mi desdichada amiga. Tardó tres
minutos en salir, cerciorándose una vez más de que no había nadie por la calle.
Luego salió.
A la mañana siguiente el chico que le llevaba el periódico se extrañó
de que no saliera a recibirle, así que entró y me encontró allá junto a ella.
Tras no menos de una hora vino la policía y dos horas mas tarde los periódicos
y los informativos. Al día siguiente de encontrar a mi amiga muerta y a mi
junto a su cadáver, salió la noticia en todos los medios:
“ESCRITORA JAPONESA ASESINADA EN C______. Su presunto gato se halló
junto a ella al morir.”
Lo que más me gusta del relato es la primera frase. Está llena de fuerza y abre todo un abanico de espectativas. El final es muy ingenioso. Este recurso ya lo había visto en otros relatos, pero está muy bien manejado. Al leerlo no llegas a imaginarte el final. Una pega, cuando dices "se alojaba cada verano desde el año pasado..." Se supone que ese "cada verano" hace referencia a dos veranos. Yo hubiera puesto algo así como "los dos últimos veranos..."
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato. Un saludo
Buena observación. La verdad es que, visto así con frialdad, es cierto que no tiene sentido decir "se alojaba cada verano desde el año pasado". Gracias; en breve lo cambio. Un saludo
EliminarRealmente la primera frase es muy potente. Tiene mucha fuerza y te incita a seguir leyendo. El final, en mi opion, quizas está demasiado usado en este tipo de relatos de misterio aunque sigue sorprendiendo. Por lo demás está muy bien conseguido, el ritmo es ágil y cómodo de leer. Gracias por compartirlo. Felicidades
ResponderEliminarGracias a ti por el comentario. Es cierto que el final esté muy usado pero, como se suele decir, los clásicos nunca fallan. Un saludo.
EliminarHola, me ha parecido muy bueno tu relato. Y la verdad es que por mi parte me habría sorprendido mucho, de no ser por la imagen del final. La cual me adelantó el desenlace.
ResponderEliminarEscribes muy bien y te colocaré en mis blog de lectura regular. Solo te doy dos consejos. Las imágenes deberías dejarlas para una de introducción, si el relato es bueno solo estorban. Y segundo, el fondo de tu blog dificulta la lectura, al menos en mi explorador. Yo usaría uno que en el área de escritura fuera prácticamente blanco, o si las letras son blancas un color oscuro. Eso ayuda a que la gente disfrute al leerlo, cosa que tu manera de narrar promueve.
Un saludo y nos leemos.
¿Que tal, arveloky? Se agradecen el comentario, tanto del relato en si como del blog. Con respecto a la imagen, es cierto que debo de cambiarla o, cuanto menos, suprimirla. Y con respecto al fondo del blog, aún estoy haciendo pruebas de fondos, a ver cual es el idóneo para letras blancas. De todas maneras, tomo nota de todo lo que dices. Un saludo para ti también y nos leemos.
EliminarHola,
ResponderEliminarpor fin he encontrado tu texto animalítico :)
Coincido con los demás en que la primera frase tiene una fuerza tremenda, y tras ella quizás yo me habría esperado un relato más intenso y con más acción.
Por otra parte, hay cosas que me gustan mucho. Por ejemplo, cómo le atribuyes al gato actitudes o acciones que relacionamos con una persona (la curiosidad de los habitantes de un pueblo pequeño, las salidas en grupo de los chavales del pueblo...) pero que también son características propias de los gatos. Otras expresiones como "algunos de mi círculo" o "les comuniqué que me reuniría con ellos" llaman especialmente la atención, porque piensas "¿quién hablaría así? menudo estirado, ¿no?" Pero luego cuando ves quién es el que habla, vaya, sí creo que serían expresiones que podría utilizar un gato XD Así que muy bien elegida la redacción :)
Lo del final trillado, pues no sabría decirte. Será que yo no he leído mucha novela de misterio, la verdad. No lo reconozco como un final típico de estas novelas. ¿Es por lo del titular del periódico? ¿Por lo de que vea al asesino alguien que no puede hablar sobre ello? A mí me parece original, en el sentido de que sí hay alguien que conoce el secreto del asesino (quién es y por qué ha matado), pero por desgracia nunca podrá comunicarlo.
Un saludo y buen domingo
¡Hola, Carme!
EliminarViniendo de ti, es un orgullo que te haya gustado y un placer el leer semejante comentario. Lo del final trillado tal vez se deba no a que el protagonista sea un gato, sino que hay una vuelta de tuerca. Quién sabe...
De todas formas, repito que me alegra que te haya gustado y, por favor, no dejes de pasarte por aquí, que me anima a seguir mejorando
Un saludo y suerte en el taller ;)
Muy bueno,es más me he sentido un poco identificada! jej,vivo en un pueblo concretamente Deltebre, tengo un gato,y claro dos mascotas más,pero solo un gran matiz no soy escritora,solo una aficionada!!
ResponderEliminarY comparto la misma ideología que los demás la primera parte tiene fuerza!
Felicidades.
Un saludo
¡Hola Elisa!
EliminarComo ya hablamos, todos en realidad que escribimos somos aficionados, porque esto no es un camino normativizado; cada uno escribe a su manera y existen infinitas técnicas. Centrándonos en el relato, ya te puedes imaginar que, con la fama que tienen los gatos, sea "normal" que hablen y piensen justo como el narrador del texto.
¡Gracias por pasarte y un saludo muy grande!