Hoy hemos corrido a toda leche tras el sol. La llanura que tenemos
ante nosotros es lo más parecido a los desiertos de Australia que he visto del libro de fotos que tenemos en el maletero. Acabamos de
aprovisionarnos de agua, lo más importante. La comida es muy escasa. Tenemos
también los depósitos llenos y hoy estamos todos algo más contentos que de
costumbre. Parece que nuestra vida de nómadas desde que hace dos años empezara
esto también tiene momentos felices. Al mediodía me toca conducir a mí y dejar
que Alba duerma un poco. No queda mucho para entonces. Después es seguir a
Damián en el otro coche hasta que el sol se oculte. Debería de estar
descansando yo también, pero la verdad es que no tengo sueño. Dormiré por la noche,
que es cuando seguro todos caemos rendidos.
25 Julio 2018, Miércoles
Sin novedades al frente. Alba está mejor esta mañana. Anoche, juntos,
intentamos echar un polvo, pero no nos atrevíamos a movernos demasiado por
temor a que aquellas cosas de fuera se dieran cuenta de que estamos en los
coches. Cuando el sol despuntó de nuevo hoy, el cabrón de Damián dio un
bocinazo desde su coche instándonos a levantarnos. Salimos de los coches y
desayunamos lo que buenamente pudimos. Por cierto, he olvidado las presentaciones:
En el coche numero uno van Damián, nuestro “líder” por asignación personal,
Laura, su querida, Pepe el gordo y su hija Marisa. En el coche número dos van
Fabio y su protegido, Lucas, Sara e Irene, dos hermanas que están cañón y
Kevin, un chaval con síndrome de Down. En el número tres van una pareja: Jorge
y Teresa. Casi no hablan con los demás, sus razones tendrán. Tampoco dejan que
nadie vaya con ellos. Solo los dos y punto. Y en el coche número cuatro,
estamos Alba, mi preciosa yegua, un servidor y Toto, un perrito como el del
mago de Oz. Hoy haremos alto en alguna parte y podremos salir de los coches como
otras tantas veces a inspeccionarlos bien observando que no haya ninguna
rendija por la que esas cosas por la noche se cuelen. En verano es
especialmente jodido esto, pues tenemos los filtros del aire acondicionado
taponados y solo podemos respirar aire caliente durante el día y sudar como
cerdos por la noche en el interior de nuestros vehículos. Así que hala: a
desayunar.
27 Julio 2018, Viernes
Encontramos un pueblo ruinoso en nuestro trayecto por la planicie. La
carretera empieza a ser poblada por matojos grisáceos que dan ganas de
arrancarlos y quemarlos de lo asquerosos que resultan. El depósito está casi
bajo mínimos, así que tendremos que salir a inspeccionar el pueblecito a ver si
había alguna estación de servicio o algo así e intentar sacar todo el
combustible que podamos. El hambre nos atenaza las tripas pero, ¿qué vamos a
hacer? Mientras la mitad busca algo comestible en las decrépitas tiendas, la
otra mitad nos hemos ido a por gasolina. Finalmente hemos dado con las dos
cosas. Comestibles y fuel. Nos lo hemos repartido buenamente en los coches y
hemos comido un poquito de cada cosa. Cada día que pasa me doy cuenta de que
estamos más en los huesos. Pero antes prefiero morir de hambre que fuera de mi
coche por la noche con dios sabe qué cosas.
28 Julio 2018, Sábado
Escribo casi a ciegas, a la luz de una linterna con una bombilla de
baja potencia. Oigo ruidos ahí afuera. Esas cosas saben que estamos aquí dentro
y me han desvelado por completo. Lo cual me recuerda a cómo las vi… o no las
vi… formas gaseosas que se desplazaban casi con el aire; a ratos visibles y
materiales, a ratos se fundían con la brisa. No sé qué quieren o de dónde vinieron,
pero sé que nosotros, en estos cuatro coches, somos los últimos testigos de un
planeta que está muerto. Quiero dejar de pensar que esto puede que no acabe
nunca mientras estemos vivos, pero creo que esto se acerca más a la realidad
que a la ciega esperanza de que se acabe. Tengo miedo. A mi lado duerme Alba
plácidamente; la envidio.
29 Julio 2018, Domingo
Hoy nos hemos levantado con sorpresa incluida. Jorge y Teresa no están
en su coche. Las puertas están abiertas y ellos no están dentro. Han debido de
abrirlas durante la noche y dejar que esas cosas les atrapen. No hay ni rastro
de ellos, para variar. Hemos cogido todo lo aprovechable de su coche y nos
hemos largado por la mañana sin ceremonias. Nadie ha dicho nada al respecto.
Mierda de vida.
2 Agosto 2018, Jueves
Los últimos víveres se acaban y no hemos encontrado ninguna población
en el mapa digna de ser explorada. Aquellas que hemos encontrado eran solo una
mezcla de polvo y cenizas. Nada que valiera la pena llevarse. Damián ya no sabe
dónde ir. Alba cada vez llora más, aunque ella piensa que no me doy cuenta. Los
demás están faltos de ideas, confundidos y perdidos. Y yo, por mucho que
escriba en esta tontería de diario, no sé que hacer. A veces pienso que lo más
sencillo es dejar las puertas abiertas de los coches por la noche y dejar que
nos lleven. Estoy harto de cegar las ventanillas de los vehículos cada noche y
no movernos ni un milímetro, esperando que esa noche no seamos nosotros los que
desaparezcamos.
5 Agosto 2018, Domingo
Justo cuando todo parecía ir un poco mejor, se jodió un coche. El
viernes no pude escribir porque ese día y el sábado encontramos cantidades
ingentes de víveres enlatados y un tanque de gasolina que portaba un camión
casi llenos de miles de galones. Adecuamos el camión como pudimos para llevarlo
con nosotros aunque eso nos hiciera ir de un lado para otro más despacio. Al
menos, el combustible estaba asegurado por varios días. Fue en ese momento
cuando el auto de Fabio se murió. Sin batería, el muy cerdo. Así que Alba y yo
nos desplazamos al camión como nueva vivienda y ellos pasaron a nuestro coche.
Ahora solo disponemos de dos vehículos y un camión pesado. ¿Es que nunca vamos
a tener suerte en este puto mundo?
6 Agosto 2018, Lunes
Las rutas se me hacen interminables. Acabo de dejar el camión a Alba;
le toca a ella conducir. Hoy no tengo ganas de escribir mucho; no ha pasado
nada digno de mención. Voy a descansar un poco, a ver si al menos duermo más
que por la noche.
7 Agosto 2018, Martes
Hemos hecho una parada en un llano; pero atención, porque hemos visto
algo increíble. La hierba que crece en esta llanura es verde, no gris como esa
porquería que hace dos años nos hemos habituado a ver. Parece que, después de
todo, sigue habiendo esperanza para todos nosotros. Hemos comido en el césped
para celebrarlo y también hemos decidido establecernos allá dos días,
descansando tranquilamente y yendo tras el sol cuando nos quede algo menos de
la mitad de las existencias.
10 Agosto 2018, Viernes
Todos estamos bastante contentos con el hallazgo. De hecho, ha habido
otro milagro más que pensábamos que no se produciría. Hemos visto un conejo
pequeño. Debe de tener su madriguera en alguna parte. Ha sido Toto quien fue
tras él aunque el pequeñazo se debió de esconder en su madriguera. Así pues, todavía hay animales en este desierto
repleto de cosas. Tenemos pensado establecer nuestro refugio aquí. Para ello,
nos iremos moviendo a partir de esta zona en radios más amplios para dotar a
nuestra empobrecida despensa de existencias y esperar a ver qué ocurre. Empiezo
a creer un poco en nuestra suerte.
12 Agosto 2018, Domingo
Kevin ha muerto. Los demás que estaban con él están a salvo de
milagro. Según dice Irene, una de las chicas, se despertó aterrado gritando
como un poseso y, desorientado como estaba, abrió la puerta del coche y salió
tropezando. Fabio reaccionó como un resorte. Intentó ir a por Kevin pero Lucas
le retuvo dentro del coche mientras Irene cerraba la puerta y cegaba junto con
su hermana la ventana. Al cabo de menos de un minuto, allá afuera dejó de oírse
al asustado muchacho. Hoy fue Fabio el que nos despertó al despuntar el alba
con el claxon y nos contó o sucedido. Para variar, ni rastro de los que salen
por la noche.
16 Agosto 2018, Jueves
Hemos encontrado agua de un pozo natural a diez kilómetros en una
granja en ruinas; parece que tiene bastante agua potable, así que la bebida la
tenemos más que asegurada. Los víveres son otro cantar. El último asentamiento
que exploramos de nuestro campamento estaba a cerca de treinta kilómetros y no
tenía mucha comida. Aún así nada podría ir mejor. Esperemos que todo esto no
sea más que una pesadilla que tenga un fin temprano.
Me tiembla el pulso, pero es lo último que posiblemente escriba. El
sol se está poniendo por el horizonte, así que solo me quedan unos momentos
para decir lo que tengo que decir. El camión ha explotado, llevándose a todo el
mundo por delante en una vorágine de fuego y humo como nunca antes había visto.
He sido el único que he sobrevivido a aquel desastre; iba a escribir lejos del
campamento que habíamos montado, quería saber qué es respirar aires de
esperanza cuando todo se ha truncado de súbito. No ha quedado nada. Ni coches,
ni camión, ni víveres, ni agua, ni nada. Solo estoy yo. Faltará poco menos que
cinco minutos para que el sol se oculte del todo. Quise arrojarme a las llamas pero no tengo el valor necesario para
hacerlo. No entiendo cómo ha podido ocurrir pero eso ya no es lo que me
importa. Me quedaré aquí sentado hasta que pase lo que tenga que pasar. Ahora
miro al horizonte y solo atisbo una franja luminosa. Escribiré cuanto pueda de
estos últimos momentos. Intentaré
decir que es lo que pasa cuando la noche se haga dueña de este mundo muerto. Mi
corazón va a mil por hora, pero espero lo que va a ocurrirme como un ciervo
sabe que ha llegado su hora al mirar los faros del coche que se precipita hacia
él. Se acabó. Llegó la noche. No sé que final me dep…
Me gusto mucho el ritmo de este relato. Pero pensaba que iba a tener un final feliz, porque la esperanza muere última...Que fuerte debe ser saber que solo te quedaste tú y ahora la muerte viene a por ti. Es posible que sea un final de esta humanidad y la idea de que alguien escriba todo en un diario es muy buena, aunque si se acaba la vida de todos los seres humanos... ¿quien lo leerá? Pero como decías, hay hierba, hay por allá un conejo... tal vez algún día...
ResponderEliminarEl tema de la humanidad sumergida en una completa extinción desde luego no es nuevo, y el diario del protagonista le sirve más con fines terapéuticos ( es decir, para no volverse loco) que como testigo de esa misma extinción. Como supongo ya sabrás, normalmente con este tipo de relatos no suelo dar mucho margen de supervivencia pero bueno... qué le vamos a hacer... ¡Un beso muy gordo!
EliminarComo siempre felicitarte por hacerme la protagonista de la historia!.La entrada genial,aunque a veces pienso y muchas veces suelo hablar con mis amistades de cosas así, y me dicen que vivo en un mundo paralelo a la realidad, pero si eso pasara de verdad, seria el caos!!..quedarme sola y encima devorada por los fantasmas de la noche.. Muy bueno, me ha encantado... Un Saludo
ResponderEliminarDesde siempre hemos imaginado mil y una maneras de extinguirnos, desde realismo crudo hasta fantasías que rozan casi el absurdo. Para variar, quise contribuir con un granito de arena en este relato escrito a modo de diario... esperando que el resultado sea el esperado y, por supuesto, eliminando toda esperanza. Como siempre, un placer verte por estos lugares y me alegra un montón que te haya gustado.
Eliminar¡Un saludo!
No me he podido resistir a leer este también. Y desde la línea uno he cambiado el chip, estaba en ese verano del futuro. Me ha parecido muy íntimo a pesar del tema y eso es lo que más me ha sorprendido. Muy, muy bueno. ^^
ResponderEliminar¡Un saludo!
¡Hola de nuevo, Cande!
EliminarDesde luego da gusto tener a visitantes tan curiosos como tú que se pasean por aquí leyendo lo que publico. Realmente el relato es una situación desesperada en un mundo a punto de morirse. Es recurrente el dibujar este tipo de situaciones dentro de mis relatos, pero intento darles una veta de originalidad cada vez que los trato. Y, por supuesto, viniendo de ti, es más que suficiente para sentirme contentísimo. Mil gracias.
¡Un besote!
Definitivamente te gustan los relatos sobre el fin de la humanidad y la supervivencia en situaciones extremas... Aún tengo en mente al pobre Braulio...
ResponderEliminar¡Hola Carme!
EliminarJejejeje, muy buena memoria la tuya. En realidad no soy tan pesimista como puede parecer en este tipo de relatos y definitivamente tengo aprecio por la humanidad, a pesar de acabar con ella alguna que otra vez. Pero es que la imaginación es muy poderosa y las situaciones sobre catástrofes de esta índole casi infinitas... ;)
¡Un abrazo muy grande!
Lo que más me gusta de tu forma de escribir es tu forma de adaptar el lenguaje a cada historia... Siento envidia sana xDD
ResponderEliminarMe quedé con ganas de saber qué pasa... ¿Extraterrestres? Tiene toda la pinta de que sea una invasión extraterrestre... ¿O la tercera guerra mundial, que dejó mutantes? Sea lo que sea, no es humano... xD
¡Hola de nuevo, Aradlith!
EliminarHace poco sacaron un reportaje de Alien en el que dijeron que la película en sí da tanto miedo porque nunca se llega a ver el extraterrestre entero; solo se ven partes de él en algunas escenas; el resto lo pone la imaginación del espectador. Es justamente eso lo que me impulsa a narrar sin explicar claramente qué o quién puede estar acechando tras las puertas o, en este caso, tras la noche; prefiero dejar que la mente de quien lo lee saque sus propias conclusiones.
¡Un saludo!
Una entrada fantastica. Saludos desde Zgz.
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